Cómo hacer yogur casero

por Miriam García

El yogur casero hecho con una leche de calidad es una auténtica delicia. Aunque personalmente no soy muy aficionada a su sabor ácido, en mi casa triunfa, mi churumbel mayor se lo come por arrobas, así está él. Qué bien se me cría.El yogur tradicional no es más que leche fermentada… que os preguntaréis qué es eso. Me alegra que me hagáis esta pregunta: Las simpáticas bacterias lácticas que están en el ambiente aparecen en la leche que se deja reposar a una temperatura determinada y convierten la lactosa en ácido láctico y otras cosillas que no vienen al caso, haciendo que la leche coagule y el líquido pase a ser un sólido blandito. Así de fácil. Luego no hay más que refrigerar el yogur obtenido para parar la acidificación y listo para tomar con nuestros acompañamientos preferidos. ¿No os pica la curiosidad? Vosotros podéis.Para hacer el yogur en casa es conveniente tener un buen termómetro de cocina con sonda para controlar bien la temperatura de la leche/yogur en todo momento, porque de lo contrario andaréis un poco perdidos. Como he dicho la gracia está en mantener la temperatura el tiempo necesario para que las bacterias hagan su trabajo y tener una buena materia prima, nada más. Ah, y un poco de paciencia

Ingredientes

  • 2 litros de leche entera Priégola
  • 3 cdas. de yogur natural sin endulzar.

Elaboración

  1. Para contener la leche y el futuro yogur necesitaremos una cazuela preferentemente de hierro, como una cocotte por ejemplo, porque es preciso que mantenga bien el calor. Ponemos la leche en la cazuela y la calentamos suavemente al fuego, justo hasta que llegue a 85°-90°. Vigiladla atentamente en el último tramo porque hay que calentar muy despacio para que no se derrame. Este paso ayuda a que coagule bien la leche.
  2. Apagamos el fuego y dejamos enfriar hasta unos 46°-45°. Le quitamos con un colador la piel que se haya formado. Ponemos el yogur que añadiremos en un bol y lo desleímos con tres o cuatro cucharadas de leche, para que se mezcle mejor. Lo añadimos a la cazuela y removemos suavemente.
  3. Tapamos la cazuela y la metemos en el horno a temperatura mínima. Lo ideal es mantener la temperatura a 43°-44° en todo momento. Debemos dejar la cazuela a esta temperatura un mínimo de cuatro horas. A partir de este momento podemos abrir el horno y comprobar si el yogur ha cuajado del todo. Cuanto más tiempo dejemos el yogur a esta temperatura una vez cuajado más denso nos quedará, pero también más ácido.
  4. Una vez que esté cuajado a nuestro gusto lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar por completo antes de meterlo en la nevera. El frío frena la acidificación. Si vemos algo de suero por encima lo podemos retirar o sencillamente batirlo todo. Y si encontramos que el yogur nos ha quedado poco denso siempre podemos colarlo sobre una tela fina para desuerarlo parcialmente y obtener yogur estilo griego.
  5. ¿A que no es difícil?