Beneficios del consumo regular de leche fermentada

Beneficios en la madurez

Leche fermentada y desnutrición

El envejecimiento es una de las etapas en las que la persona se muestra más vulnerable a las deficiencias nutricionales. La pérdida de apetito, el deterioro de la dentadura, la digestión difícil y los cambios psicológicos conducen a cambios alimentarios. No comen adecuadamente y esto favorece la desnutrición (Rolls et al., 1995; Saltzman et al., 1998).

Una buena solución es incluir en la dieta de los ancianos las leches fermentadas como el yogur porque tienen un alto valor nutritivo, son fácilmente digeribles y ayudan a la asimilación de los nutrientes.

Beneficios probados de los lácteos fermentados

  • Alta densidad de nutrientes y moderada cantidad de energía. En la tercera edad las necesidades de energía disminuyen, sin embargo, el consumo de nutrientes debe mantenerse.
  • Alta cantidad de proteínas. El consumo de proteínas es muy importante en la tercera edad, ya que un déficit de las mismas afecta directamente al metabolismo proteico y óseo.
  • Alta cantidad de vitaminas. Los fermentos lácticos aportan una importante cantidad de riboflavina, tiamina, cianocobalamina, ácido fólico, vitaminas A y D, siendo muy frecuente que los ancianos presenten un déficit de estas vitaminas (Monget et al., 1996).
  • Fuente de calcio. Muchas personas mayores son deficitarias en este mineral, con el consiguiente riesgo de sufrir osteoporosis (Murray, 1998) e hipertensión (Hata et al., 1996).
  • Inhibición de bacterias. Las leches fermentadas regulan la flora microbiana y protegen la salud del anciano porque inhiben el crecimiento de las bacterias perjudiciales en el intestino.
  • Alta digestibilidad. Los problemas de digestión son comunes en la tercera edad y la leche fermentada es fácil de digerir.
  • La intolerancia a la lactosa aumenta con la edad y las leches fermentadas pueden ser la alternativa a la leche. Muchas personas con intolerancia a la lactosa llegan a suprimir el consumo de lácteos lo que puede llevarles a sufrir deficiencias nutricionales, especialmente en calcio. Diversos estudios han hallado un aumento en la prevalencia de osteoporosis en personas con deficiencia en lactasa que evitan el consumo de productos lácteos (Lee et al., 1998; Carroccio et al., 1998; Goulding et al., 1999). Estos trabajos subrayan que esta conducta es un error, dado que algunos productos, como el yogur, son excelentes fuentes de calcio y son bien tolerados por los sujetos con intolerancia a la lactosa.
  • El consumo de leches fermentadas como el yogur no sólo se ha asociado en diferentes estudios con una mejora de la salud, sino también con la protección frente a determinadas enfermedades, como la hipertensión (Kynast-Gales , 1992). El consumo regular de yogur que contiene Lactobacillus acidophilus reduce los niveles de colesterol (LDL-colesterol) (Scaafsma et al., 1998). La reducción del colesterol en sangre puede tener un impacto significativo sobre el riesgo de enfermedad coronaria.
  • Asimismo, algunos estudios afirman que el consumo regular de lácteos mejora la flora intestinal y los problemas de estreñimiento, protege, contra las infecciones intestinales, aumenta la respuesta inmune del anciano (Van de Water et al., 1999) y puede reducir los problemas digestivos. Existen estudios experimentales que sugieren que el yogur podría prevenir ciertos tipos de cáncer (Mixoy, 1999).

Probióticos, Prebióticos – Flora intestinal – Colon saludable

A medida que envejecemos, se cree que la composición del ecosistema bacteriano del intestino varía lentamente, haciéndonos más vulnerables a las infecciones intestinales y a las enfermedades del colon.

Dado que en esta etapa de la vida se reduce la cantidad de alimentos ingeridos, es más importante que nunca, mantener nuestra flora intestinal saludable para poder asimilar la mayor cantidad posible de nutrientes, vitaminas y minerales (calcio), de los alimentos que consumimos.

Si en la senectud conseguimos mantener una flora intestinal saludable, reforzaremos nuestro sistema inmunológico que es básico para que esta población adulta pueda defenderse de numerosas agresiones externas (infecciones, diarreas, etc.).