Os hacemos llegar una receta publicada en el blog «Desayuno de Domingo» en la que se utiliza Nata Fresca de Priégola. Nos ha gustado mucho la receta porque además pone de manifiesto la importancia de utilizar nata fresca en los postres. Esperamos que os animéis a probar esta receta.
Mejor que un Dalky… (y con nata de verdad).
Se empieza haciendo yogures y pan y se acaba preparando versiones caseras de las cosas más variopintas…
Cuando una se va haciendo mayor va perdiendo el gusto por algunas de las cosas que te gustaban de pequeña, sobre todo si, como yo, te lees tooodos los ingredientes de cada cosa… acabas por cogerle asco a muchas de ellas. El festival de grasas hidrogenadas que suelen ser la mayor parte de bollos, galletas y postres que se venden actualmente le quitan a una las ganas de comprar nada: recuerdo un día en el que estaba fuera de casa haciendo recados y me dieron unas ganas locas de algo dulce, moría por algo chocolatoso, con azúcar… entré en un supermercado, y después de leer los ingredientes de varias cosas… salí… con un par de plátanos de Canarias; no fui capaz de comprarme nada más.
Afortunadamente no me pasa siempre, ni con todo: soy demasiado golosa para andar con tantos remilgos, y por supuesto que de vez en cuando cae alguna gochada; pero cuando tengo tiempo las preparo en casa, o intento comprar repostería más tradicional (como la que traigo muchas veces de Badajoz, o al menos que no lleven grasa de palma…).
Hoy me apetecía este postre, del que hay muchas versiones en internet: algunas usan huevo, también hay una para thermomix… la mía es de las más simplonas, básicamente unas natillas espesas de chocolate con nata batida por encima. Para 4 vasitos he usado:
Las natillas se pueden preparar también con los típicos sobrecitos para hacer flanes (que son, básicamente, maizena con aromatizantes), usando medio sobrecito. Se pone a calentar la leche con el azúcar y el cacao, reservando una parte para disolver la maizena que se añade cuando rompe a hervir. Se deja cocer apenas un minuto removiendo constantemente y se vierte en 4 vasitos. Cuando se enfría se mete en la nevera y se deja allí unas horas. Si no nos gusta que forme la capita de arriba podemos dejar enfriar todo en un único recipiente mayor y cubrir con film, o retirar esa capa y después repartir.Al ir a servir se monta bien la nata con azúcar al gusto, que quede muy firme (yo me quedé corta, me daba miedo volver a hacer mantequilla…); se pone por encima de cada vasito, con una manga pastelera o a cucharadas, y se sirve. Si nos ponemos creativos se pueden añadir avellanas picadas, pistachos o lo que se nos ocurra.
Una de las cosas buenas de hacerlo en casa es prepararlo con un buen cacao y una buena nata; mi hermana y yo hablamos mucho de esto, porque hemos notado que no sólo es prácticamente imposible encontrar en las tiendas nata que no sea UHT sino que además es igualmente difícil comprar una que no lleve espesantes y otros ingredientes.
Lo que ya nos parece el colmo es lo de la «nata vegetal», tan frecuente en la pastelería últimamente (puaj); entiendo que guste a los que no toman lácteos por cualquier motivo, pero la verdad es que a mí me parece una guarrería: aún recuerdo con horror un café irlandés preparado con esa plasta que no se disolvía ni a tiros, o peor aún, la invasión de roscones de relleno indestructible… Nah, que vivan las grasas animales.
Yo tengo suerte y no sólo puedo comprar cerca de casa nata pasteurizada, sino que además es de aquí cerca. (Ingredientes: nata… y ya):
Una rica manera de celebrar que mis últimos análisis de colesterol están ok… (por si alguien estaba preocupado, con tanta patatera y tantas otras cosas).
Y como está bien aclarar estas cosas, quería decir que pongo la foto sólo porque me gusta esta nata, que no me han pagado ni regalado nada… pero es que cuando algo está bueno hay que decirlo, ¿no? 🙂
Epa
Fuente: Blog Desayuno de Domingo – Epa