Bizcocho Bica Blanca de Laza con nata Priégola

Bizcocho Bica Blanca de Laza

Receta de Miriam García

La bica es un bizcocho típico de la provincia de Orense. Tradicionalmente se han disputado su autoría las localidades de Puebla de Trives y Castro Caldelas.

Esta bica llamada blanca es típica del pueblo orensano de Laza y se denomina así porque se elabora con claras de huevo, sin yemas, por lo que tiene un color más claro. Además lleva una buena cantidad de nata, lo que contribuye también a la blancura.

Las bicas son característicamente no demasiado esponjosas, pero sí muy tiernas y jugosas, se presentan siempre en forma rectangular, horneadas sobre un papel y con una costra superior quebradiza que se debe a que se espolvorean con azúcar antes de entrar al horno. Es habitual cortarlas en forma cuadrada para comerlas. Como veis, la bica es todo un ritual. Un ritual sabrosísimo.

Ingredientes

  • 9 claras de huevo
  • 375 g de harina normal
  • 375 ml de nata fresca Priégola
  • 490 g de azúcar
  • canela molida para la superficie.

Elaboración

  1. Calentamos el horno a 180° (sin aire) / 200° (con aire). Deberá estar a la temperatura indicada cuando acabemos de elaborar la masa.
  2. Separamos las claras de las yemas y las ponemos en un bol o en el vaso de una batidora. Pesamos y tamizamos la harina. Reservamos.
  3. Montamos las claras en un robot o con varillas eléctricas con un pizco de sal. Cuando empiecen a estar claramente espumosas empezamos a añadir el azúcar poco a poco, hasta obtener un merengue duro. Por lo menos serán 15 minutos de batido a máxima velocidad. El merengue estará listo cuando al coger una porción entre los dedos y frotar entre el índice y el pulgar no se aprecie el granillo del azúcar.
  4. Una vez bien duro el merengue paramos el robot o las varillas y añadimos la harina. Mezclamos con una espátula, con movimientos envolventes de arriba abajo para que se integre bien.
  5. A continuación, montamos la nata, pero no debe quedarse dura del todo, es preferible que quede un poco fluida para poderla incorporar con mayor facilidad. Mezclamos con la masa de merengue y harina con suavidad, con movimientos envolventes.
  6. Forramos un molde cuadrado o rectangular de un máximo de 24×30 cm con papel de hornear, dejando el sobrante colgando por fuera del molde. Vertemos la masa y la alisamos con una espátula. Espolvoreamos algo más de azúcar y canela por encima.
  7. Cocemos en el horno unos 35 minutos, en un nivel bajo. Pinchamos con una brocheta para ver si está cocida la bica por dentro y la sacamos del horno. Cuando se haya enfriado ligeramente la sacamos del molde ayudándonos del papel y la colocamos con cuidado sobre una rejilla hasta que se enfríe por completo.


Receta de "Creme Brulée"

Receta de "Creme Brulée"

por Miriam García

La crème brûlée, que significa literalmente crema quemada, es un postre francés muy golosón, una especie de natillas aún más contundentes que el postre español porque lleva una parte de nata. Con una buena nata, una buena leche, azúcar y yemas de huevo el resultado no puede ser sino magnífico.

Y la crème brûlée no es nada difícil de preparar; no hay más que cuajar la mezcla al baño maría en el horno, siempre con cuidado de no pasarnos de calor porque la crema se podría cortar.

Ingredientes para unos 8 tarros

  • 350 g de nata líquida
  • 150 g de leche entera
  • 75 g de azúcar
  • 1 pellizco de sal
  • 1 palo de canela
  • 100 g de yemas (serán unas 6 yemas)
  • 1 cda. de azúcar adicional por cada ramekin de crema, para caramelizar la superficie

Elaboración

  1. Ponemos en un cazo la leche con la nata y el azúcar, y añadimos el palo de canela. Calentamos hasta la ebullición y apagamos el fuego. Tapamos el cazo y dejamos que se enfríe para que se aromatice con la canela.
  2. Retiramos el palo de canela de la mezcla del cazo y agregamos la sal y las yemas de huevo batidas. Mezclamos bien hasta tener una crema homogénea.
  3. Distribuimos la mezcla en 6 ramequins como los de las fotos o en cazuelitas de barro como las que se usan para la crema catalana.
  4. Preparamos una fuente o bandeja de borde alto donde quepan los ramequins y que se pueda llenar con un dedo de agua para cocer la crème brûlée al baño maría en el horno.
  5. Calentamos el horno a 145° y ponemos dentro la bandeja o fuente. Calentamos agua en el fuego hasta que hierva. Entonces colocamos los recipientes con la crème brûlée en la fuente del horno y vertemos a su alrededor el agua hirviendo, con cuidado de que no salpique al contenido.
  6. Cocemos la crema en el horno por lo menos 35 minutos, hasta que al sacudir los recipientes se mueva el centro de la crema solo ligeramente. Sacamos los ramequins para que se enfríe la crème brûlée y acabe de cuajar.
  7. Justo antes de servir espolvoreamos cada recipiente con una capa de azúcar de cierto grosor y la caramelizamos con un soplete de cocina. Nunca se debe caramelizar con antelación, pues la capa de caramelo que se forma tiende a absorber humedad de la crema con el tiempo y acaba por ablandarse en lugar de mantener el toque crujiente que es propio de las cremas quemadas.


"Pots de Crème" de Chocolate

Receta de "Pots de Crème" de Chocolate

por Miriam García


Los “pots de crème” son una receta típica francesa, de la familia de las cremas cuajadas, que se hacen en el horno, como la “crème brulée” y la crema catalana. Es decir, que consisten en una mezcla de leche, huevos, azúcar y aromas en diversas proporciones. Hay recetas que llevan también nata, lo que no las hace precisamente más ligeritas… ejem.

Estos potecitos de crema son fáciles de hacer, porque haciéndolos en el horno a calor suave no se nos van a cortar, así que debéis probarlos en las frescas tardes de otoño que se nos avecinan. Qué buen plan, ¿no? La receta está inspirada en una del blog Aromas y Sabores.

Ingredientes

  • 200 g de leche fresca entera Priégola
  • 80 g de chocolate negro (70% cacao)
  • 160 g de nata fresca Priégola para montar (mín. 35% grasa)
  • 3 yemas de huevo mediano
  • 30 g de azúcar blanquilla
  • 1 pellizco de sal
  • 1 vaina de vainilla o 1 cdta. de extracto de vainilla.

Elaboración

  1. Ponemos a calentar el horno a 160° (sin aire).
  2. Troceamos el chocolate y lo derretimos en el microondas, poco a poco y cuidando de no pasarse con la temperatura. Reservamos.
  3. Ponemos la leche en un cazo, agregamos el extracto de vainilla o las semillas de la vaina y llevamos a ebullición. Retiramos del fuego.
  4. Agregamos el chocolate derretido y mezclamos bien con unas varillas. Añadimos la nata y homogeneizamos.
  5. En otro bol batimos un poco las yemas con el azúcar y sal, hasta que el azúcar se haya disuelto. Añadimos la mezcla de chocolate, batiendo bien con unas varillas.
  6. Colamos la crema y la vertemos en pequeños potes, como los de cristal del yogur, por ejemplo.
  7. Colocamos los potes en un molde en el que no sobre mucho espacio. Calentamos agua hasta que hierva. Metemos el molde en el horno con los potes y añadimos el agua de forma que cubra por lo menos hasta la mitad de los potes. Cerramos el horno de inmediato.
  8. Cocemos la crema 30 minutos al baño maría hasta que la crema esté cuajada; no debe quedar firme del todo, sino cremosa. Sacamos los potes y los dejamos enfriar. Conservaremos los “pots de crème” en el frigorífico.


Caramelos de toffee caseros

Caramelos de toffee caseros

por Miriam García


¿Os sorprende que se puedan hacer caramelos de toffee caseros? Pues os diré que no es difícil y que el resultado es fantástico. No hay más que combinar azúcar, miel, nata líquida de buena calidad, mantequilla y aromas, y cocinarlo.

Además, estos toffees son un magnífico regalo de Navidad, unos caramelos artesanos por lo que se pelearán vuestros invitados a los ágapes navideños, ejem.

Eso sí, lo suyo es tener un termómetro de caramelo, que permita medir temperaturas por encima de 100° para conseguir la consistencia exacta de los caramelos, pero no es imposible hacerlos sin ello. La mezcla se cuece hasta concentrar el azúcar en un punto en que los caramelos sean sólidos en frío, pero masticables. Es cuestión de ir probando a enfriar gotitas de la mezcla e ir viendo si quedan suficientemente sólidas.

Ingredientes

  • 285 g de azúcar
  • 120 ml de miel suave
  • 1 cda. de extracto de vainilla
  • 1 pellizco de sal
  • 240 ml de nata líquida Priégola
  • 115 g de mantequilla
  • Sal en escamas para adornar (facultativo)

Elaboración

  1. Preparamos una fuente forrada con papel de hornear, con una superficie de unos 20×20 cm; podemos doblar una solapa al papel de hornear en todo su perímetro para que contenga la mezcla del caramelo. Reservamos.
  2. En un cazo grande y esmaltado combinamos la miel con el azúcar y el extracto de vainilla.
  3. Calentamos a fuego medio hasta que hierva. Proseguimos hasta que empiece a caramelizar.
  4. Mientras tanto, calentamos la nata y la mantenemos caliente.
  5. Cuando el caramelo tenga el color que deseemos, separamos el cazo del fuego y añadimos la mantequilla en trozos, removiendo para integrarla.
  6. Añadimos después la nata caliente y homogeneizamos.
  7. Devolvemos el cazo al fuego y seguimos hirviendo para concentrar hasta que la masa alcance una temperatura de 118°-120°.
  8. En ese momento vertemos la mezcla en la fuente preparada anteriormente. Dejamos caer la fuente sobre la encimera, desde poca altura, un par de veces para que la masa se nivele y dejamos enfriar por completo.
  9. Cuando aún no esté fría del todo la plancha de caramelo, podemos espolvorear con escamas de sal, si nos gusta.
  10. Cortamos el borde de la plancha de caramelo para dejar los bordes rectos. Ayudándonos con una regla cortamos porciones en forma de pastillas rectangulares o cuadradas, como más nos guste. Las envolvemos en papelillos de bombón o en pedazos de papel de hornear. Se conservan muy bien en una caja metálica.


Kulfi de azafrán, cardamomo y pistachos

Helado Kulfi de azafrán, cardamomo y pistachos

por Miriam García


Hoy os traemos un helado que no necesita heladera, típico de la India, el kulfi, además con unos aromas muy de por allí, ¿no os parece?

En la India se usan los lácteos con profusión y muy especialmente los lácteos concentrados de toda índole. En este kulfi usamos nata Priégola y además leche evaporada y leche condensada.

Ingredientes

  • 1 cda. de azúcar
  • 5 hebras de azafrán
  • 5 vainas de cardamomo
  • 200 ml de nata Priégola
  • Azúcar glas al gusto
  • 1 cdta. de extracto de vainilla
  • 200 g de leche condensada
  • 200 g de leche evaporada
  • 120 ml de crème fraiche
  • 40 g de pistachos, groseramente partidos

Elaboración

  1. Pelamos los pistachos y los pesamos. Si son salados, los ponemos en remojo de agua para poder quitarles la piel, por lo menos una hora.
  2. Cuando la piel de los pistachos esté blanda, la eliminamos y los secamos ligeramente. Los picamos y reservamos.
  3. Majamos el azafrán y el cardamomo en un mortero con el azúcar, o podemos molerlos en un molinillo de café previamente limpio.
  4. En un bol mezclamos la leche condensada, la leche evaporada y la crème fraîche con las especias molidas.
  5. Montamos la nata con el azúcar glas y la vainilla, hasta que haga picos duros. Agregamos la mezcla de leches y crema, y mezclamos con mucha delicadeza, con movimientos envolventes para que no se nos baje la nata.
  6. Vertemos el kulfi en moldes a nuestro gusto, aunque conviene que el molde sea de silicona o desmontable, para poderlo desmoldar con comodidad. Podemos usar incluso moldes para polos y consumirlo en raciones individuales.
  7. Introducimos los moldes en el congelador y esperamos al menos 12 horas antes de consumirlos.


Tarta de albaricoques en hojaldre

Tarta de albaricoques en hojaldre

por Miriam García


Esta tartita de albaricoques es para los valientes que aún se atreven a encender el horno en casa con esta calorina. Hay que echarle valor, pero esta tarta es muy sencilla y merece mucho la pena.

Además, las frutas de verano como los albaricoques  y los melocotones quedan fetén en tartas y su dulzura permite usar muy pocos ingredientes más, incluido el azúcar. Si la fruta es muy dulce y está en perfecta sazón nos podemos incluso ahorrar el azúcar por completo. Vuestro cuerpo os lo agradecerá.

He preparado un hojaldre rápido casero para la ocasión (aquí tenéis mi receta), pero esta tarta admite sin problemas un hojaldre comprado, que los hay muy dignos para sacarnos de un apuro.

Ingredientes

  • 400 g de hojaldre en una plancha
  • 1 kg de albaricoques
  • Azúcar al gusto
  • Nata líquida, montada o crema inglesa para acompañar

Elaboración

  1. Extendemos la plancha de hojaldre hasta que mida unos 40 cm x 35 cm. La ponemos en un papel de hornear y este en una bandeja de horno. Recortamos los bordes para dejarlos rectos. Reservamos.
  2. Lavamos los albaricoques y los cortamos por la mitad, quitándoles el hueso. Los colocamos sobre la plancha de hojaldre tal como se ve en la foto, ligeramente montados unos sobre otros.
  3. Espolvoreamos con azúcar al gusto, aunque no hará falta mucho si la fruta está en sazón.
  4. Doblamos hacia dentro el borde del hojaldre todo alrededor de los albaricoques, para que quede resaltado, y metemos la bandeja en el horno. Cocemos la tarta 35-40 minutos a 180º, aunque el tiempo depende del punto de madurez de los albaricoques.
  5. Cuando el hojaldre esté cocido y los albaricoques empiecen a dorarse sacamos la tarta y la pasamos a una rejilla sobre el papel para que se enfríe. De este modo el hojaldre queda más crujiente.
  6. Servimos la tarta templada con nata montada o crema inglesa.


Cómo hacer creme fraîche

Cómo hacer creme fraîche o nata agria con nata Priégola

por Miriam García


La creme fraîche es un ingrediente frecuente en las recetas francesas, sin ir más lejos en la famosa quiche Lorraine, y la crema agria es un ingrediente básico de la cocina eslava, pero… ¿sabemos lo que son?

Os vamos a explicar qué son exactamente estas dos cremas, que son lácteos fermentados, y cómo hacerlas en casa. Sí, porque se pueden hacer en casa sin grandes dolores de cabeza y quedan fetén. Para usarlas en vuestros magníficos platillos o para comerlas a cucharadas.

Tanto la creme fraîche como la nata agria son natas fermentadas por bichos similares a los que fermentan la leche para darnos yogur. Se diferencian fundamentalmente en que la creme fraîche contiene más grasa que la nata agria.

¿Qué es lo que hacen los bichejos? Pues de forma similar a las bacterias que producen el yogur, fermentan los azúcares propios de la nata y producen ácido láctico. Esta acidificación produce no solo el sabor del lácteo fermentado, sino que hace espesar la nata. Por eso las cremas agrias son más densas que la nata de origen.

También existe un atajo para hacer nata agria o creme fraîche que prescinde de los bichos y que consiste sencillamente en acidificar la nata con limón. Esta acidificación también produce el espesamiento. El sabor es ligeramente distinto, pero también está rica.

Ingredientes

  • 500 ml de nata líquida Priégola
  • 2 cdas. de fermento para quesos o 3 cdas. de yogur o 2 cdtas. de zumo de limón

Elaboración

Mezclamos cualquiera de los ingredientes citados (no todos a la vez) con la nata en un tarro y dejamos a temperatura ambiente por lo menos toda una noche, con la tapa puesta pero sin apretar, para que respire. La fermentación necesita que la temperatura no sea muy baja, unos 20-21° que pueda haber en una cocina en invierno están bien.

Al día siguiente nos encontraremos que la nata ha espesado hasta formar una crema densa. Si aún está líquida no desesperéis, significa que necesita algo más de tiempo. Removed un poco para aseguraros de que esté bien mezclada y esperad alguna hora más.

Cuando la crema haya espesado, tapamos el tarro herméticamente y lo guardamos en la nevera. No aguanta más de 4-5 días, así que tendréis que inventar algo para usarla…

Ni la creme fraîche ni la nata agria son unos ingredientes muy populares en nuestro país, pero resultan deliciosas tanto en dulce como en salado. Probadlas con unos blinis con un poco de salmón o con pasta rellena al estilo ruso… Fetén.


Panna Cotta de Chocolate

Panna Cotta de Chocolate

por Miriam García

La panna cotta es un postrecillo italiano que consiste nada más y nada menos que en nata cuajada con gelatina. Parece que en origen la nata se cuajaba con calor utilizando claras de huevo, pero acabó evolucionando a una versión muy cómoda que es esta de usar gelatina, sin más.

Panna cotta significa literalmente eso, nata cocida, y usando una nata de calidad como Priégola el resultado es magnífico, por esa razón y por su sencillez es un dulce que se ha hecho tan popular. Imaginaos si además combinamos la nata con chocolate… para chuparse los dedos sin dejar ni uno.

Ingredientes

  • 200 ml de nata líquida Priégola
  • 170 g de chocolate negro de cobertura
  • 45 g de azúcar blanquilla
  • 2 ½ de gelatina en polvo sin sabor

Elaboración

  1. Ponemos el chocolate en un bol apto para microondas y lo derretimos, en intervalos cortos y removiendo bien para evitar que se recaliente el chocolate.
  2. Ponemos la nata en un cazo y la calentamos junto con el azúcar, hasta que se disuelva.
  3. Mientras tanto hidratamos la gelatina en polvo en un cuenco, con 3-4 cucharadas de agua fría.
  4. Cuando la gelatina esté hidratada la añadimos a la nata y la llevamos a ebullición. En cuanto hierva apagamos el fuego y removemos para que se disuelva la gelatina.
  5. Agregamos el chocolate derretido y mezclamos bien, hasta que la mezcla esté homogénea.
  6. Vertemos la mezcla en 5-6 flaneras pequeñas y la dejamos enfriar a temperatura ambiente. Después metemos los moldes en la nevera para que la panna cotta acabe de ponerse firme.
  7. Desmoldamos en platitos y servimos. Podemos tomar los flancitos solos, con algo de nata montada o con alguna confitura de frutos rojos, ¿a que es buena idea?

Un truco: si queréis que os quede ese acabado brillantito que se ve en las fotos tenemos que untar los moldes antes de verter la mezcla de la panna cotta con glucosa líquida. Es un ingrediente que se encuentra en las buenas tiendas online de material de pastelería. Además facilita el desmoldado.


Receta de Queso Mascarpone Casero

Receta de Queso Mascarpone Casero

por Miriam García


Aunque no lo creáis, el queso mascarpone se puede hacer en casa. Es tan rico que se usa para hacer el ubérrimo tiramisú… Solo hacen falta unas pocas cosas: una buena nata, zumo de limón, un termómetro y un poco de paciencia. ¿Nada más? Pues nada más.

Este queso mascarpone casero sale con el mismo sabor delicioso que el genuino y fijaos el caché que os puede dar preparar un tiramisú con mascarpone casero o usarlo en esta “Mousse de Café” que tenemos en el blog. Triunfaréis.

Ponemos la nata al baño maría

Ingredientes

  • 500 ml de nata Priégola (contenido de grasa 35% mínimo)
  • 1 cda. de zumo de limón
  • una pizca de sal (facultativo)

Elaboración

 

  1. Vertemos la nata en un cazo y la ponemos al baño maría, dentro de otro cazo con agua hirviendo. Vamos calentando la nata mientras controlamos la temperatura, debe llegar a 85-90°. Tardará un ratito.
  2. Cuando haya alcanzado la temperatura indicada añadimos el zumo de limón y removemos con unas varillas o una cuchara de palo. A partir de aquí intentaremos mantener ese rango de temperatura durante por lo menos cinco minutos, sin dejar de remover lentamente para homogeneizar la temperatura. Deberemos notar que el líquido espesa ligeramente.
  3. Al cabo de los 5-6 minutos apagamos el fuego y retiramos el cazo del baño maría. Preparamos un colador grande sobre una ensaladera y cubrimos el colador con una tela fina, puede ser de las que se usan para los quesos o cualquier trozo de sábana vieja, que es lo que yo uso.
  4. Vertemos la nata cuajada en la tela y dejamos enfriar. Cuando esté fría la tapamos con un plástico y metemos todo el conjunto de colador, tela y demás en la nevera.
  5. Al principio puede que la mezcla nos parezca muy fluida, pero con el tiempo va madurando y espesando. Dejamos el mascarpone espesar toda una noche en la nevera, preferiblemente 24 horas.
  6. Cuando haya cuajado del todo lo retiramos de la tela y lo pasamos a un recipiente hermético. Desechamos el escaso suero que haya soltado. Usaremos el mascarpone en un plazo máximo de una semana.
  7. Además de usar el mascarpone para hacer un buen tiramisú, puede tomarse de mil maneras porque va muy bien con un montón de ingredientes, con un poco de azúcar y fruta fresca, para rellenar tartas, mezclado con mermeladas y curds… lo que se os ocurra. A disfrutarlo.