Buñuelos de Cuaresma

Buñuelos de Cuaresma

por Miriam García

A punto ya de acabar la Cuaresma os traemos estos deliciosos buñuelos típicos del Ampurdán, que se preparan con una masa fermentada como la de la bollería, pero luego se fríen en lugar de cocerse en el horno. Forman parte pues de la rica tradición de dulces fritos de la Península, que tanto me gusta y que tan poco nos conviene por aquello de la lorza… Es así.

Estos buñuelillos de Cuaresma los he visto en forma de boliche y en forma de pequeña rosquilla. Los he hecho como bolitas, pero vosotros podéis hacer lo que más os guste, que ya tenéis edad. Las bolitas se hacen un pelín más rápido que las rosquillitas, pues hay que ocuparse menos de la forma.

Ingredientes

  • 250 g de harina de fuerza o panificable
  • 40 g de azúcar
  • 90 g de leche Priégola
  • 20 g de anís
  • 40 g de yemas (aproximadamente de 2 huevos)
  • 5 g de sal
  • 2 g de canela molida
  • 4 g de semillas de anís
  • 5 g de levadura de panadería liofilizada (15 g de levadura fresca)
  • 50 g de mantequilla a temperatura ambiente
  • azúcar glas para espolvorear
  • aceite de oliva suave para freír.

Elaboración

  1. En un bol grande o en el vaso de un robot ponemos todos los ingredientes excepto la mantequilla, que añadiremos después, y el azúcar glas del acabado.
  2. Mezclamos bien y dejamos reposar la masa 10 minutos. Después agregamos la mantequilla ablandada y amasamos ligeramente, a mano o con robot amasador, hasta que la masa se afine ligeramente y toda la mantequilla se haya integrado. No hace falta que quede perfecta. La volvemos a dejar reposar otros 10 minutos, tapada para que no se reseque.
  3. Una vez reposada la masa, la dividimos en piezas de 25 g, salen unas 20 con estos ingredientes. Formamos una bolita con cada porción, rodándola en la mesa, y las vamos poniendo sobre un papel de hornear en una bandeja. Cuando estén todas listas las tapamos con un plástico.
  4. Dejamos fermentar los buñuelos unos 45 minutos, hasta que se vea que han aumentado algo de tamaño.
  5. Ponemos en una sartén pequeña a calentar por lo menos dos dedos de aceite, que los buñuelos puedan flotar. No se deben freír más de 4 o 5 buñuelos a la vez. Calentamos el aceite a fuego vivo, sin que llegue a humear, y vamos friendo los buñuelos en tandas, dándoles vuelta para que se doren por igual. Veréis que se doran enseguida.
  6. Es mejor probar algún buñuelo de los primeros que hagamos para comprobar que con la temperatura del aceite que estamos usando se cocinan bien por dentro.
  7. Vamos pasando los buñuelos fritos a una fuente con papel absorbente y dejamos que se templen. Cuando estén todos fritos, los servimos espolvoreados de azúcar glas. Estos buñuelicos, como casi todas las masas fritas blandas, están mucho mejor recién hechos y desde luego el mismo día que se preparan. Al día siguiente no están igual. Así que ya sabéis, os tenéis que comer los 20 buñuelos de una sentada. Qué disgusto, ¿no?