Receta de Filloas Gallegas
Receta de Filloas Gallegas
por Miriam García
Las filloas son unas tortitas finas, primas hermanas de las crêpes francesas, y emparentadas igualmente con los frixuelos asturianos. Aunque a diferencia de las crêpes francesas, las filloas se suelen consumir solas, espolvoreadas de azúcar o bañadas en miel, o con un somero relleno de cremas o mermeladas, mientras que las primas francesas son siempre la base de un plato más contundente.Aunque quizá lleguemos un poco tarde este año, las filloas se elaboran en Galicia principalmente en Carnaval o Entroido, como se dice por aquellas tierras. Llevan poquísimos ingredientes, las auténticas solamente leche, huevos, harina y una pizca de sal, por lo que el arte de las filloas no reside en su composición, sino en la gracia para darles un tostado uniforme y prepararlas tan finas como se pueda.
Os aseguro que este menester requiere una sartén adecuada y mucha práctica, pero sea, estamos dispuestos a practicar lo que haga falta. ¿O no?
Ingredientes
- 500 g de leche semidesnatada (se pueden hacer con leche sin lactosa)
- 280-300 g de harina corriente
- 2 huevos medianos
- 1 pizco de sal
- un poco de mantequilla para la sartén
Elaboración
- Juntamos todos los ingredientes y los batimos hasta que no se aprecien grumos de la harina. Dejamos reposar la mezcla por lo menos una hora; así la harina se hidrata y la mezcla queda más agradable y algo más espesa.
- Ponemos a calentar la sartén a fuego medio. Removemos la mezcla de las filloas, porque con el reposo se habrá posado algo en el fondo.
- Cuando la sartén esté caliente la engrasamos con un poco de mantequilla (aunque lo más tradicional es hacerlo pasando un trozo de tocino pinchado en un tenedor) y vertemos un cucharón de masa. De inmediato movemos la sartén con un movimiento circular para repartir la masa por todo el fondo y que lo cubra bien. Cocemos la filloa 1-2 minutos por la primera cara, levantamos un borde con cuidado y le damos la vuelta; a la segunda cara le bastan unos segundos.
- Dicen que la primera filloa siempre se tira porque se estropea; pues depende de lo torpe que seas. Es cierto que esta primera tortita debe servirnos para ajustar bien el fuego y la consistencia de la mezcla. Si la filloa nos sale demasiado gorda y basta, diluiremos ligeramente la mezcla. Si por el contrario la masa está demasiado clara y se nos rompe al manejarla en la sartén, significa que debemos añadir algo más de harina y batir. Todo tiene remedio.
- Procedemos de igual manera hasta acabar la masa. Vamos poniendo las filloas hechas apiladas en un plato, cubiertas con un paño para que no se enfríen.
- Cuando todas las filloas estén listas, las rellenamos como más nos guste, con mermeladas o crema pastelera, por ejemplo, o sencillamente las espolvoreamos con algo de azúcar y canela. Y las devoramos sin piedad.
Receta de Quesada Pasiega
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por Miriam García
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La quesada pasiega es un arcano porque no parece existir una receta muy fiable. Se diría que los nativos del valle del Pas no han tenido una voluntad de transmitir la receta de otra manera que no fuera de padres a hijos. De modo que para preparar mi quesada he seguido una de las fórmulas que da mi amiga Mª Ángeles aquí. Según cuenta, las recetas genuinas llevan queso pasiego fresco, o directamente leche que se cuaja para tal menester, parcialmente escurrida del suero. Normal, por algo se llama quesada este dulce, caramba.
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Aquí vamos a ser un poco menos genuinos, pues no es fácil encontrar queso pasiego fresco en la comunidad de Madrid, pero un poco más prácticos pues usaremos queso tipo Burgos para hacer esta quesada. Que así tampoco queda nada mal, oiga usted.
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[av_heading tag='h3' padding='10' heading='Ingredientes' color='' style='' custom_font='' size='' subheading_active='' subheading_size='15' custom_class=''][/av_heading]
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- 1 kg de queso pasiego fresco (o queso tipo Burgos)
- 100 g de mantequilla derretida
- 350 g de azúcar
- 100 g de leche entera Priégola
- 4 huevos
- 125 g de harina
- un buen pellizco de canela
- mantequilla y harina adicionales para el molde.
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[av_heading tag='h3' padding='10' heading='Elaboración' color='' style='' custom_font='' size='' subheading_active='' subheading_size='15' custom_class=''][/av_heading]
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- Una vez que tenemos los ingredientes adecuados la elaboración de la quesada no tiene absolutamente ningún misterio. En una batidora ponemos el queso con los huevos y la leche, y batimos enérgicamente hasta que el queso esté bien deshecho.
- Agregamos el resto de los ingredientes: la mantequilla, el azúcar, la harina y la canela al gusto. Batimos de nuevo hasta homogeneizar.
- Engrasamos un molde grande, redondo o rectangular, con mantequilla y lo espolvoreamos con harina.
- Vertemos la mezcla preparada, golpeamos un poco el molde sobre la encimera para que se alise la superficie y lo metemos en el horno caliente a 200°. Cocemos la quesada 30-40 minutos, hasta que esté dorada, se haya inflado y al pinchar el centro con una brocheta salga limpia, señal de que está perfectamente cuajada.
- Sacamos el molde y dejamos enfriar la quesada sin desmoldar hasta que esté fría del todo. Ya veréis cómo se desinfla del todo, después de inflarse como un globo en el horno; a esto debe ese curioso reborde exterior más alto que suele tener.
A disfrutar, que se acaba enseguida.
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Receta de Roscón de Reyes casero
Receta de Roscón de Reyes casero
por Miriam García
En ninguna Navidad puede faltar un roscón de Reyes y si es casero, mejor que mejor. La bollería casera requiere cierto esfuerzo, pero el resultado es absolutamente fantástico. Un roscón hecho en casa con ingredientes naturales y sin aromas artificiales es una auténtica sorpresa.
Haceros un roscón casero estas Navidades, serán más felices y el año 2016 os será más próspero al haberlo empezado con tan buen pie.
Ingredientes
- 500 g de harina de fuerza
- 200 g de leche entera Priégola
- 1 palo de canela
- 25 g de agua de azahar
- 10 g de ron
- 2 huevos medianos
- 80 g de azúcar
- 10 g de levadura de panadería liofilizada (30 g de levadura fresca)
- 5 g de sal
- 80 g de mantequilla ablandada
- 1 huevo batido adicional para pintar
- azúcar y almendra laminada.
Elaboración
- Cocemos la leche 5 minutos con el palo de canela. Dejamos enfriar por completo. Cuando esté fría, agregamos el agua de azahar y el ron.
- Ponemos los líquidos en un bol grande y añadimos el resto de los ingredientes excepto la mantequilla. Mezclamos y dejamos reposar 10 minutos.
- Amasamos a mano o en un robot amasador, por lo menos un par de minutos, antes de añadir la mantequilla.
- Agregamos la mantequilla blanda en dos o tres tandas, amasando cada vez hasta que se integre por completo. Seguimos amasando hasta que la masa esté fina y elástica.
- Ponemos la masa en un cuenco aceitado, la tapamos y dejamos que fermente hasta doblar el volumen.
- Pasamos la masa a la encimera enharinada y la desgasificamos amasándola y aplastándola con la mano. Hacemos una bola grande con ella y la dejamos reposar cinco minutos.
- Metemos un dedo bien enharinado en el centro de la bola, en vertical hasta tocar la encimera. Vamos abriendo poco a poco el agujero, hasta que podamos meter la mano y levantar el futuro roscón. Vamos estirándolo poco a poco dejándolo colgar de la mano, ya que su propio peso lo estira. Cada vez que percibamos que la masa se resiste a estirarse, por la fuerza de la harina, dejaremos reposar el roscón un par de minutos.
- Colocamos el roscón sobre un papel de horno enharinado del tamaño de una bandeja del horno. Le metemos la sorpresa por la parte inferior.
- Pintamos el roscón con huevo batido y dejamos que fermente.
- Cuando casi haya doblado el volumen lo volvemos a pintar con el huevo batido y lo adornamos con lo que más nos guste; aquí solo hemos puesto azúcar y almendras fileteadas.
- El azúcar de cobertura se puede humedecer ligeramente en un cuenco, salpicándolo de agua; de este modo se apelmaza y queda en pegotes grandes.
- Cocemos el roscón en el horno perfectamente calentado previamente a 190º en el nivel inferior durante 25-30 minutos. Si se nos dora mucho al final podemos taparlo con un papel de aluminio. Sacamos el roscón a enfriar del todo sobre una rejilla antes de consumirlo.
Y solo queda disfrutarlo con un buen vaso de leche el día de Reyes.
Receta de Crepes Suzette
Receta de crepes Suzette
por Miriam García
Las crepes son una cosa riquísima que gusta a casi todo el mundo y si además van bañadas en una suculenta salsa de naranja y mantequilla, miel sobre hojuelas. Además las crepes Suzette son un postre que no es difícil de hacer y se puede tener parcialmente preparado con antelación, incluida la salsa. Perfecto para una buena celebración.Las crepes Suzette son unas sencillas crepes clásicas con una salsa de mantequilla y naranja. Hay versiones en que se usa lo que se llama beurre Suzette, una mantequilla pomada mezclada con azúcar y con el zumo y la ralladura de naranja, con la que se rellenan los crepes y luego se flambean con un licor de naranja, tradicionalmente Triple Sec. Aquí hemos preparado una versión sui generis, con las crepes sencillamente bañadas en una salsa con esos mismos ingredientes.
En esta receta de crepes Suzette he usado leche semidesnatada sin lactosa porque es la que yo suelo consumir, pues tengo intolerancia a la lactosa. El líquido para la receta de las crepes puede ser desde leche entera a incluso leche desnatada; el resultado será ligeramente distinto, la leche entera engorda la mezcla para las crepes, pero las crepes salen igualmente deliciosas.
Ingredientes
Para las crepes:
- 500 ml de leche semidesnatada
- 3 huevos medianos
- 1 cdta. de sal
- 40 g de mantequilla derretida
- 260-270 g de harina de repostería (depende de la capacidad de absorción de la harina)
- algo de mantequilla para cuajar las crepes.
Para la salsa Suzette:
- El zumo de dos naranjas
- la ralladura de una naranja
- 3 cdas. de azúcar
- 50 g de mantequilla
- 1 cda. de Triple Sec o Cointreau.
Elaboración
- Empezamos por preparar las crepes. Mezclamos todos los ingredientes y los batimos hasta que no queden grumos. Conviene dejar reposar la mezcla por lo menos media hora antes de utilizarla para que la harina se hidrate bien la masa quede fina.
- Calentamos una sartén grande y antiadherente a fuego medio-alto. La untamos con un poco de mantequilla y, cuándo la sartén empiece a humear, vertemos un buen cucharón de masa. Inclinaremos la sartén para que la masa cubra todo el fondo y cuajaremos la crepe un par de minutos por el primer lado y un minuto por el segundo lado. Vamos poniendo las crepes en una fuente y tapándolas con un paño.
- Cuando tengamos listas todas las crepes preparamos la salsa. Rallamos la piel de una de las naranjas y exprimimos ambas naranjas. Mezclamos el zumo y la ralladura, y le añadimos el licor. Reservamos.
- Ponemos en una sartén pequeña el azúcar con una cucharadita de agua y calentamos a fuego vivo hasta que caramelice. Cuando esté caramelizado agregamos el zumo con la ralladura, con cuidado porque saltará al estar muy caliente el caramelo. Este se disolverá en el zumo.
- Agregamos la mantequilla a la salsa y la reducimos 2-3 minutos. Mientras tanto doblamos las crepes en dos tal como se ve en la foto y las colocamos en una fuente o en la misma sartén donde las hemos cuajado. Las regamos con la salsa caliente y las servimos de inmediato.
¡Buen provecho!
Video Receta para elaborar Queso Mascarpone Casero
Video receta para hacer queso mascarpone casero
por Miriam García
Porque una imagen vale más que mil palabras y continuando con la receta que os presentamos la semana pasada sobre como hacer queso mascarpone en casa, ahora os mostramos el video elaborado por “El Invitado de Invierno” en el que cada paso queda mucho más claro.
Según Wikipedia, el Mascarpone es un tipo de queso fresco cuyo origen se encuentra en la zona de Lombardía, al norte de Italia, y que se obtiene a partir de la crema de leche mezclada con nata y ácido cítrico o acético. Es un queso cremoso, consistente, de color blanco-amarillento muy claro, con sabor dulce y altamente calórico. Aunque técnicamente hablando, el Mascarpone no es un queso, sino el resultado de añadir un cultivo de bacterias a la nata extraída de la leche que se usa en la fabricación del parmesano. Sin embargo, suele ser descrito como queso de cuajada, aunque se elabora de forma muy parecida al yogur. Después de agregar el cultivo de bacterias a la nata, se calienta suavemente, luego se deja que madure y espese. Es un producto muy delicado que debe ser consumido fresco porque se pone rancio rápidamente. Muy utilizado para el tiramisú (postre típico de la cocina italiana) y para acompañar el panetone.
Puesto que no es un queso producido con cuajo, es muy usado en la cocina vegetariana.
¿Os faltan ideas para emplear vuestro queso mascarpone casero? Aquí tenéis alguna en el blog de El Invitado de Invierno:
- Tarta de té matcha y mascarpone
- Tarta de queso sin horno
- Tiramisú helado
- Bizcocho de Baileys y mascarpone
- Salmón envuelto
- Tiramisú de castañas
Receta de Queso Mascarpone Casero
Receta de Queso Mascarpone Casero
por Miriam García
Aunque no lo creáis, el queso mascarpone se puede hacer en casa. Es tan rico que se usa para hacer el ubérrimo tiramisú… Solo hacen falta unas pocas cosas: una buena nata, zumo de limón, un termómetro y un poco de paciencia. ¿Nada más? Pues nada más.
Este queso mascarpone casero sale con el mismo sabor delicioso que el genuino y fijaos el caché que os puede dar preparar un tiramisú con mascarpone casero o usarlo en esta “Mousse de Café” que tenemos en el blog. Triunfaréis.
Ingredientes
- 500 ml de nata Priégola (contenido de grasa 35% mínimo)
- 1 cda. de zumo de limón
- una pizca de sal (facultativo)
Elaboración
- Vertemos la nata en un cazo y la ponemos al baño maría, dentro de otro cazo con agua hirviendo. Vamos calentando la nata mientras controlamos la temperatura, debe llegar a 85-90°. Tardará un ratito.
- Cuando haya alcanzado la temperatura indicada añadimos el zumo de limón y removemos con unas varillas o una cuchara de palo. A partir de aquí intentaremos mantener ese rango de temperatura durante por lo menos cinco minutos, sin dejar de remover lentamente para homogeneizar la temperatura. Deberemos notar que el líquido espesa ligeramente.
- Al cabo de los 5-6 minutos apagamos el fuego y retiramos el cazo del baño maría. Preparamos un colador grande sobre una ensaladera y cubrimos el colador con una tela fina, puede ser de las que se usan para los quesos o cualquier trozo de sábana vieja, que es lo que yo uso.
- Vertemos la nata cuajada en la tela y dejamos enfriar. Cuando esté fría la tapamos con un plástico y metemos todo el conjunto de colador, tela y demás en la nevera.
- Al principio puede que la mezcla nos parezca muy fluida, pero con el tiempo va madurando y espesando. Dejamos el mascarpone espesar toda una noche en la nevera, preferiblemente 24 horas.
- Cuando haya cuajado del todo lo retiramos de la tela y lo pasamos a un recipiente hermético. Desechamos el escaso suero que haya soltado. Usaremos el mascarpone en un plazo máximo de una semana.
- Además de usar el mascarpone para hacer un buen tiramisú, puede tomarse de mil maneras porque va muy bien con un montón de ingredientes, con un poco de azúcar y fruta fresca, para rellenar tartas, mezclado con mermeladas y curds… lo que se os ocurra. A disfrutarlo.
Hacer leche merengada nunca fue tan fácil como con este video
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Os mostramos un video realizado por Miriam García de El Invitado de Invierno (Recetas Fotogénicas) sobre como preparar "Leche Merengada" en casa... ¡y con leche Priégola!. La receta no puede ser más facil a través de esta "video-receta" ya que explica cada paso con imagenes y además algún que otro truco. Esperamos que os animéis a hacerla en casa.
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Como ya os explicamos en una anterior publicación...
En la web Qué hacer en Madrid nos cuentan lo siguiente sobre la leche merengada: «El más típico de los helados de Madrid, la sencillez de su preparación y su precio popular, hacen de la leche merengada una de las bebidas más demandadas en las calurosas noches de los madriles. […] El nombre de leche merengada se debe a que entre sus ingredientes se encuentra la clara de huevo, base fundamental de todo merengue que se precie. Tanta ha sido y es su fama, que a finales de los años cuarenta una famosísima canción decía aquello de la vaca que daba leche merengada…».
Según otras fuentes la leche merengada ya era muy popular en los cafés de Madrid a finales del siglo XVIII, y se menciona en la novela de Galdós Fortunata y Jacinta. Así que por eso la incluí en el curso de dulces madrileños que programaba La cocina de Babette en tiempos. La leche merengada la podemos tomar como bebida o como helado, a mí particularmente me encanta helada…
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Receta de Mousse de Café
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por Miriam García
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Esta mousse de café tiene un sabor que recuerda sospechosamente al tiramisú porque lleva queso mascarpone… y a quién no le gusta el tiramisú. Por eso está francamente deliciosa y la tenéis que hacer. Luego pasaré lista.
Así que en esta mousse de café, además de leche Priégola, usamos mascarpone. Es un queso cremoso que todos hemos probado en el tiramisú. Está muy rico porque se hace casi íntegramente con nata (no, no es muy apto para dietas) y tiene un sabor particular que en mezclas dulces como esta queda sencillamente fantástico. Avisados estáis.
Esta mousse de café tiene un sabor a café que no domina, resulta muy, muy suave. Así que los que no sean especialmente forofos del café no deben asustarse, porque es agradable para cualquier paladar.
Que por cierto, esta es una de las mousses más esponjosas que he hecho nunca, la consistencia es sencillamente perfecta.
Ingredientes
- 1 cda. de gelatina neutra en polvo
- 2-3 cdas. de agua
- 50 ml de leche fresca entera Priégola
- 80 ml de café fuerte
- 65 g de azúcar blanquilla
- 1 cdta. de extracto de vainilla
- 1 tarrina de queso mascarpone
- 2 claras de huevo.
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Elaboración
- Ponemos en un cuenco las cucharadas de agua, bien fría, y añadimos la gelatina. Dejamos que se hidrate el tiempo que indique el paquete.
- Mientras tanto preparamos el café. Calentamos la leche y se la añadimos. Agregamos a la mezcla bien caliente la gelatina hidratada y removemos con una cucharilla para que se disuelva bien.
- Le ponemos también el extracto de vainilla y la mitad del azúcar. Reservamos.
- En un bol batimos ligeramente el mascarpone para que se ablande. Añadimos la mezcla de café reservada y mezclamos bien, hasta que esté homogéneo. Reservamos.
- Batimos las claras a punto de nieve con un pizco de sal y cuando estén ya bien espumosas les vamos añadiendo el azúcar restante, cucharadita a cucharadita para que no se nos bajen. Cuando este merengue ligero esté listo (al frotar una pequeña porción entre los dedos no se aprecia el granillo del azúcar) vertemos la mezcla reservada encima del merengue y mezclamos con una espátula y movimientos envolventes de arriba abajo.
- Cuando esté bien homogénea la mousse la vertemos en unos cacharritos a nuestro gusto y la ponemos en la nevera para que se asiente, por lo menos tres horas. A la hora de servir la podemos espolvorear con cacao en polvo o con virutas de chocolate.
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Receta para los Torrijeros de Semana Santa
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por Miriam García
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Escribía yo hace poco que para mí las torrijas por antonomasia son de leche; ni de vino ni de almíbar ni de nada que se le parezca. Es la tiranía de la infancia, lo que has mamado de pequeño queda grabado a fuego en tu cerebro y tus costumbres como una verdad universal. Y si no sales de tu pueblo ni ves un poquito de mundo, te crees de verdad que esto es así y que las torrijas de leche se comen igualitas que las que hacía tu madre hasta en Gambia.
Pero basta de filosofar y vamos a entrar en materia: una buena torrija solo precisa de un buen pan sentado, duro al menos del día anterior, no es imprescindible que el pan sea especial para torrijas; de una leche de calidad y de una mano que las prepare con cariño. ¿Tenéis de todo esto? Entonces estáis preparados para ser maestros torrijeros. O torrijistas.
Ingredientes
- 1 barra de pan del día anterior
- 1 litro de leche
- 1 palo de canela
- peladura de naranja o limón (facultativo)
- 75 g de azúcar
- 1 palo de canela
- 2-3 huevos grandes
- aceite de oliva suave o de girasol
- azúcar y canela molida adicionales para espolvorear.
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Elaboración
- Cortamos el pan en rebanadas en oblicuo, como un salchichón y como es tradicional. Cuanto más seco está el pan más leche absorbe y más cremoso queda el interior de las torrijas (aunque más difíciles son de manejar); yo suelo cortar las rebanadas del pan la noche anterior, así me aseguro de que al día siguiente están más secas que la mojama.
- Ponemos la leche en un cazo con el palo de canela, el azúcar y las peladuras de cítricos, si las usamos, y la llevamos a ebullición. En cuanto hierva apagamos el fuego y la dejamos reposar un par de minutos para que coja los aromas de la canela.
- Mientras infusiona la leche colocamos las rebanadas de pan en una fuente que pueda contener la leche, en una sola capa para que se empapen bien. Vertemos la leche caliente sobre ellas, como unos ¾ de litro. Al principio parecerá que hay mucha leche, pero el pan absorbe leche como un condenado y acaba desapareciendo de la fuente. Si al cabo de cinco minutos veis que ya no hay leche en el fondo, echaremos toda la que queda en el cazo. Dejamos reposar las rebanadas en la leche media hora.
- Calentamos el aceite en una sartén amplia a fuego medio-alto. Podemos poner una peladura de naranja en el aceite: cuando chisporrotee está listo. Bañamos cada torrija en huevo batido en un plato, manejándola con mucho cuidado con una espátula, y la pasamos al aceite caliente. Freímos las torrijas hasta que estén doradas por ambas caras, dos o tres minutos por cada cara debería ser suficiente si el aceite está a la temperatura adecuada.
- Si el aceite de nos ensucia en exceso por los residuos lácteos lo colaremos a mitad de fritura. Vamos sacando las torrijas a una fuente con papel de cocina para que absorba algo del aceite y las espolvoreamos de inmediato con azúcar y canela molida. Y a disfrutar.
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"Ragù alla Bolognese" o Salsa Boloñesa
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Os preguntaréis qué tiene que ver la leche con una salsa boloñesa. Pues mucho, porque la salsa boloñesa genuina y fetén, lo que en ningún sitio de Italia se llama así, sino ragù alla bolognese, lleva leche. Como lo oís. ¿Que os habéis quedado de piedra? Claro, así me quedé yo la primera vez que me topé con ello.
El auténtico ragù se caracteriza porque se cuece a fuego lento por lo menos un par de horas, haciendo chup chup sin meterle ninguna prisa, nada que ver con esas boloñesa que hacemos por aquí en 20 minutos. Que no os vea ningún italiano u os excomulgará.
Ah, y no le pongáis el ragù a unos espaguetis, mandan los cánones italianos que esta salsa es para pasta más ancha. Y hecha al dente, no lo olvidéis.
Ingredientes
- 300 g de carne picada (puedes ser mitad y mitad de ternera y cerdo)
- 50 g de panceta, 50 g de aceite de oliva virgen
- 1 cebolla
- 2 zanahorias
- 400 g de tomates pelados (en conserva o frescos y escaldados)
- 250 ml de vino blanco
- 250 ml de leche entera
- 250 ml de caldo de verduras o carne (mucho mejor si es casero)
- 2 hojas de laurel, sal y pimienta al gusto.
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Elaboración
- Cubrimos el fondo de una sartén con el aceite de oliva. Picamos finamente la cebolla y la zanahoria, y las pochamos en el aceite a fuego lento, hasta que la cebolla esté transparente.
- Agregamos la panceta cortada en daditos y le damos unas vueltas hasta que se haga. Añadimos entonces la carne, subimos un poco el fuego y la cocinamos hasta que cambie de color.
- Vertemos el vino, mezclamos, y dejamos cocer destapado hasta que el vino se evapore por completo. Añadimos a continuación los tomates pelados, el caldo, la leche y el laurel. Tapamos y dejamos cocer a fuego muy lento por lo menos dos horas, removiendo de vez en cuando y partiendo los tomates con una espumadera a medida que están más tiernos. Vigilaremos de tanto en tanto para que no se quede seco el guiso; añadiremos agua si fuera así.
- Por último, salpimentamos a nuestro gusto y dejamos reposar. Estos guisotes, como bien sabemos, están más ricos de un día para otro. Y si os sobra no tenéis más que congelar alguna porción.
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